RELATOS VAMPÍRICOS
LA PRIMERA VEZ
“Cuando abrí los ojos el mundo que conocía había desaparecido. Los
colores eran más intensos, las formas mucho más nítidas, podía ver todos los
pequeños animalitos que poblaban de vida los árboles del jardín, también los
oía, podía percibir, incluso, el sonido de la savia recorriendo los árboles;
empecé a oír el sonido de un tambor, al principio lejano, pero cada vez se iba
haciendo más intenso, notaba como hacía vibrar mi cabeza y hasta la punta de
mis dedos.
-Es la sed.
La voz sonó a mi espalda, sobre mí, detrás de mi cabeza,
rodeándome.
-Debes alimentarte.”
Decidí ir a Pina de Ebro donde pasaría desapercibido en el survival zombie
donde tendría gran cantidad de comida para elegir.
Espere en una esquina hasta que llego una persona sola y antes de que se
diera cuenta ya le había hincado mis dientes en su cuello. Al caer desmayada vi
lo preciosa que era aquella muchacha y quede enamorado de ella. Pensé cual era
la mejor forma de que la muchacha se convirtiera en vampira y así poder pasar
toda nuestra vida juntos.
Mientras tanto, un grupo de gente llegaba hacia el lugar donde nos
encontrábamos y tuve que utilizar mi poder mental para que el grupo pasara sin que
se fijaran en nosotros.
Nos fuimos a una zona solitaria para preparar el bautizo de Sara (que
era así como se llamaba la chica).
Alexander.- Yo, Alexander de
Potes te invoco para transformar a Sara
en uno de los nuestros y te muestro mi sangre que uniremos a la suya para que
su alma se una a nosotros.
Alexander.- Sara bebe de esta copa el líquido que te hará inmortal y te
dará poderes que nunca habrías imaginado.
Sara.- (todavía un poco aturdida sin saber muy bien lo que hacía). Yo,
Sara; tomo esta copa, bebo su liquido
para poder estar siempre a tu lado y vivir eternamente.
Una vez dicho esto Sara bebió de la copa y la sangre del vampiro empezó
a recorrer todo su organismo hasta llegar al corazón para que bombease la
sangre por todo su cuerpo y convertirse en una vampiresa.
Decidieron celebrar su unión con un banquete de
zombis y personas que se encontraban en la fiesta.
Se disfrazaron y se infiltraron entre la gente, se hicieron fotos con
ellos y rieron juntos.
Sara probó alguna de sus
facultades, escuchaba, si ponía atención, las conversaciones de gente que se
encontraba muy alejada de ella y fue así como escucho la conversación de un
grupo que había estado hace un rato con ellos.
Chico.- Es imposible, nos hemos hecho una foto con ellos pero no salen.
Chica.- es que eres muy mal fotógrafo, ahora te enseño el selfie que nos
hemos hecho todos juntos y veras que chulo me ha salido.
Chico.- Pues yo no veo nada, te pasa como a mí. Las zonas donde estaban
ellos estaban vacías.
Chica.- Esto solamente puede ser una cosa, ¡son vampiros de verdad!
Sara le comento a Alexander lo que acababa de escuchar y decidieron que
era el momento de sembrar un poco de confusión en esta fiesta.
Con telepatía obligo a los disfrazados de zombis para que fueran
agresivos con la gente que los intimidaran hasta que la gente huyera
despavorida a sus casas, llamo a todos los animales más repulsivos para que
salieran a la calle y crearan un paisaje mas dantesco y desolador, y además
llamo a sus amigos murciélagos para que el ambiente fuera lo más tétrico
posible.
Mientras tanto, los chicos de las fotos habían conseguido convencer a
bastante gente para ir a buscar a los vampiros, para hacerlos desaparecer de la
fiesta.
Chica.- Además la chica no se me hace desconocida.
Chico.- Yo creía que la había visto antes en la fiesta con otro grupo de
gente.
Chica.- A lo mejor se ha apoderado de ella.
Chico.- Tenemos que encontrarlos y echarlos de aquí.
Chica.- (a todo el grupo) ¿Alguien de vosotros sabe cómo se puede atacar
a un vampiro?
Joven.- Nos podemos defender con crucifijos y con ajos colgados del
cuello para que no puedan atacarnos.
Chica.- Vamos a casa y cogemos todas las cabezas de ajo que podamos para
poder acercarnos a ellos.
Cada uno de los integrantes del grupo se dirigió a sus casas para poder
coger todo lo que necesitaban e iban avisando a todas las personas a las que se
encontraban en su camino, pero en la calle algo había sucedido porque las ratas
y musarañas corrían por ellas, las arañas tejían enormes telas de araña y la gente huía atemorizada por unos zombis muy
feroces.
Al cabo de un rato, en la plaza principal se habían unido más de
cuatrocientas personas que empezaron a buscar a los vampiros. Cada zombi que
encontraban lo acorralaban y lo ataban para que no pudiera seguir haciendo
daño.
Sara
comenzó a oír el sonido de un tambor, al principio lejano, pero cada vez se iba
haciendo más intenso, notaba como hacía vibrar su cabeza y hasta la punta de
sus dedos.
Alexander.-
Tienes hambre ¿verdad? Pues vamos a darnos un festín con toda esta gente.
Sara.-
Adelante, enséñame como lo haces y yo te seguiré.
Comenzaron
con una pareja que estaban un poco más del centro del pueblo y continuaron con
todos los que se encontraban en su camino. La calle era un reguero de cuerpos
inertes. Pero al llegar a la plaza se vieron rodeados por una multitud que los
arrastraba hasta la puerta de la iglesia y a la que no podían atacar porque
llevaban ajos y crucifijos para protegerse. Habían tejido con los ajos una
especie de collares que protegían todo su cuello de posibles mordiscos.
Les
abrieron la puerta de la iglesia donde les estaba esperando el cura con agua
bendita para expulsarlos del pueblo, además la noche llegaba a su fin y las
primeras luces del alba comenzaron a asomarse en la plaza.
Alguien
había traído una estaca para clavársela en el corazón y una espada para
decapitarlos y poder librarse de ellos.
Se
encontraban acorralados, no sabían cómo poder salir de esta situación y cada
vez se encontraban más cerca del altar donde serian sacrificados para que sus
almas pudieran dormir en paz.
De
pronto una niebla espesa cubrió toda la plaza y la iglesia y nadie veía lo que
estaba sucediendo, Sara y Alexander aprovecharon la confusión para escapar de sus perseguidores.
Voz.-
venir por aquí, es lo más seguro.
Se acercaron y vieron como detrás del altar había unas escaleras que
llevaban a los sótanos de la iglesia.
Por
los sótanos había túneles que conectaban con el convento y estos a su vez
conectaban con las distintas plazas del pueblo.
Eligieron
uno de esos túneles y, al cabo de un tiempo, se encontraron en la fuente de la
plaza de San Miguel donde nos esperaban nuestros amigos para llevarnos a
nuestra guarida.
Ya
en su guarida, Sara y Alexander conocieron a los otros vampiros que habían
creado la niebla para que pudieran escapar y les enseñaron muchas cosas
importantes de los vampiros que todavía desconocían, para poder salir por las
noches a la caza de nuevas víctimas... pero eso es otra historia y la
contaremos en otro momento.
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