Querida madre: Los valores que me enseñaste desde pequeña de libertad, honradez, sinceridad y lucha son los que me acompañan en estos momentos, cuando recuerdo tu muerte. Para una madre es muy difícil superar que detengan a su hija y a su nieta por propaganda ilegal y que estén cinco meses en prisión. Sobre todo conociendo las cárceles de aquella época. Todo tu sufrimiento te lo llevaste ese 17 de noviembre de 1972 al suicidarte, pero todavía iban a pasar muchas cosas que quiero contarte en esta carta. Apenas dos años después hubo un atentado en Madrid, fui detenida aunque sabían que no tenía nada que ver con aquella acción, estuve retenida durante nueve angustiosos días donde los golpes eran continuos y tres días me tuvieron sin comer, beber ni dormir. Todavía hoy recuerdo las palabras de mi torturador “ Ahora ya no parirás más, puta”. Si me desmayaba me echaban un cubo de agua fría y continuaban golpeando. Nueve meses es el tiempo que estuve enca