HISTORIA CON UNA FRASE HECHA

VENGANZA TENEBROSA

   María vivía en un pueblo muy pequeño del pirineo, y hace un mes había quedado viuda al fallecer su marido en un accidente.
Ella había tenido muchos problemas con su marido y se refugiaba en casa del panadero que era un amigo de la pareja.

Al quedarse viuda, el panadero empezó a cortejarla y a hacerle visitas continuamente. Y como “el que la sigue la consigue” quedaron una noche para cenar.
Durante la cena los dos estuvieron muy a gusto y con muchas ganas de pasárselo bien. Al finalizar la cena él quería ir a dormir con ella, pero María le dijo: “vísteme despacio que tengo prisa”, porque por ahora solamente se estaban conociendo.
Por la noche en la soledad de la casa, mientras María dormía, se comenzaron a escuchar una voz.
       Voz: María estoy en casa.
       María: ¿Quién eres?
       Voz: Soy tu marido, y vengo a contarte una historia.
       María: Mi marido está muerto, no me asustes.
       Voz: Estoy subiendo las escaleras.
       María: ¡Márchate de mi casa!
       Voz: Estoy llegando al cuarto.
       María: ¡Vete ya! No quiero saber nada de ti.
       Voz: Estoy en la habitación.
En ese momento María dio un salto de la cama y vió al fantasma de su marido delante de ella.
       Voz: He venido a contarte lo que en realidad pasó el día de mi muerte.
       María: En estos momentos me da igual. Yo ya estoy rehaciendo mi vida…
       Voz: Igualmente te lo voy a contar. El día de mi muerte el panadero cortó los frenos de nuestro coche, para que yo tuviera un accidente y poder quedarse contigo. “El vivo al bollo y el muerto al hoyo”.

Mientras tanto, en casa del panadero, unas sombras le acorralaron y le hicieron huir de la habitación. Al bajar las escaleras rápidamente, resbaló y se golpeó en la cabeza hasta morir. Y las sombras, mientras se marchaban, iban diciendo: “dónde las dan las toman”.
      


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